Este descubrimiento ha sido gracias a un estudio realizado por varios científicos de diferentes universidades, que enviaron el 14 de Septiembre unos tres mil tardígrados al espacio durante 12 días a bordo de la nave rusa no tripulada Foton-M3. El principal hallazgo es que el vacío espacial, que acarrea deshidratación extrema, y los rayos cósmicos, no son un problema serio para los tardígrados. La radiación ultravioleta en cambio, sí es dañina para estos animales, aunque una parte de ellos ha demostrado ser capaz de sobrevivir a una exposición prolongada.
El próximo reto es más complicado, explicar los mecanismos bioquímicos que subyacen en esta asombrosa resistencia. de momento, se sospecha que los animales disponen de un sistema capaz de reparar tales daños con una eficacia asombrosa más que el hecho de no dañarse, incluso serían capaces de reparar daños en su propio ADN.
Si descubrimos que moléculas están involucradas en la reparación del ADN en animales multicelulares como los tardígrados, podríamos comprender mejor su funcionamiento y encaminarnos hacia algo parecido en humanos.
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