El estudio se ha publicado en la revista Science, y en el los investigadores explican que el secreto está en que utiliza moléculas hechas de chitosan, una sustancia natural que se deriva de las conchas y caparazones de crustáceos como el camarón.
Concretamente se trata de unas moléculas diseñadas para unir oxetano (moléculas en forma de anillo) con chitosan. Según las pruebas realizadas, estos materiales son capaces de repararse a sí mismos en menos de una hora, pudiendo ser utilizados en muchas aplicaciones de recubrimiento, por ejemplo en las industrias del transporte, paquetería, moda y biomedicina.
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